Queridos
Antonia, Jose Manuel, y Javier,
Tan
pronto como dejamos los ensayos el pasado miércoles 12, he tenido la urgencia
de escribiros pero tenía que estudiar primero una extensa nueva carta/ensayo de
Bond porque quizás hubiera encontrado nuevas respuestas/preguntas útiles para
nuestros apuros.
He
llegado a un punto que hasta tengo miedo de decir nada o indicar por temor a
confundir todavía más lo que estamos tratando de realizar. Pero por otra parte, no puedo dejar que las
cosas vayan por el camino menos deseado. Aunque entiendo vuestras objeciones a la
necesidad de de usar el texto con precisión – como actor, también he necesitado
usar aquello que sentía era más fácil -, pero la precisión sigue siendo un
problema; usar con precisión la palabra de Bond es fundamental con Bond. En un recientísimo email, Bond me dice:
Translation are always a problem but I think particularly so with my
texts -- its what David Tuaillon called my fiendish exactness. In them almost
everything depends on precision (it has a huge effect on the
acting) and almost all translators seem to paraphrase and in
this way cheapen the language. But Ive read translations even of
Chekov that are crude and vulgar. Until -- and if -- my use of drama
is better known we probably have to put up with this.
Las traducciones son siempre un problema pero
pienso que lo son particularmente con mis obras –es lo que David Tuaillon llamó
mi demoníaca precisión. En mis obras todo depende de la precisión
(esto tiene un efecto enorme en la actuación) y prácticamente todos los
traductores parecen parafrasear y de esta forma degradan el lenguaje. He leído incluso traducciones de Chekov que
son crudas y vulgares. Hasta que – y si
– mi uso del drama sea más conocido probablemente tendremos que soportar esta
situación.
Cuando
traduzco Bond sé que debo ser puntilloso hasta el extremo. Es mi obligación. Sé de ante mano que usando esto o lo otro va a
producir sorpresa (e incluso rechazo).
Pero si no lo hiciese así, debería dejar Bond y escribir y usar mis
propias obras y no las de Bond. Pero hay
una gran verdad que no puedo obviar: Bond escribe precisamente lo que considero
de verdadera urgencia – y lo hace muchísimo mejor que yo así que, ¿por qué no
concentrar mis energías en lo verdaderamente importante? Bond usa a menudo estructuras, expresiones
que tampoco son normalmente válidas en el inglés escrito del stablisment; cuando se traduce a
Bond es necesario ser totalmente fiel a los paralelos filológicos: sin miedo,
sin complejos, con autoridad. Son
expresiones que de antemano muchos van a cuestionar – tipo, “esto no se dice
así” – pero que, cuando se usa en la escena, es totalmente lógico y todos nos
maravillamos de la precisión del autor. La
obra de Bond es universal y debe ser usada como tal – o simplemente no usarla,
no corromperla, no degradarla.
En el siguiente vídeo de una escena que todavía es un borrador por pulir (pero que ha progresado felizmente desde los inicios), hay dos enfoques distintos de una misma parte de la obra de Bond "The Edge." En el primero nuestra actriz Antonia deja que la madre vaya hacia, digamos, lo que tendemos a hacer todos los actores: lo seguro, lo cultural, lo natural, hacia la melodía-armonía con el hijo. Pero es en el segundo intento donde intenta plantear realismo, el contrapeso de la madre que es madre y ser humano y sabe que su hijo debe encontrarse a sí mismo, responsabilizarse de sus actos, de su situación. ¡Su situación - nuestra sociedad - es fundamentalmente injusta! Pero el imperativo por buscar justicia es lo que nos hace humanos. En el segundo enfoque la madre, Sal, se va hacia el otro extremo. Mantener la balanza en el realismo es difícil. El mismísimo borde de la mesa de la cocina y el universo son la misma cosa: son la continuidad de un mismo espacio.
Queremos/necesitamos
hacer drama no teatro – ni cine, ni pantomima, ni teatro-de-calle, ni
performance, ni agit-prop.
Desde
que emprendimos este camino, hace meses, las energías mayormente se emplean en
encontrar/mostrar un tipo de actor de una cultura que no nos interesa, ni a
vosotros, ni a mí, ni a Bond: melodrama, burguesía, religión,
política-de-parches… Son todo tics/ideologías centenarias difíciles de evitar,
difíciles de limpiar, que infectan todo. Es perfectamente normal. La vida intelectual de Pier Paolo Pasolini,
hasta que le asesinaron, fue una lucha contra sus contaminaciones burguesas, de
las que era muy consciente. Es la cultura de la muerte. Cuando Bond dice que es imperativo hacer
borrón y cuenta nueva con el teatro, con su actuar, desecharlo, quiere decir
eso literalmente. Bond dice que Brecht
es el criminal del Gulag y Beckett el autor de la ideología de la muerte y el
vacio. Esto no lo dice
“figurativamente”; no lo dice por
buscar la controversia y el escándalo.
Es una reflexión humanista perfectamente fundada en el rigor académico. Y muchos de sus seguidores, algunos con años
y años leyendo a Bond, algunos de los cuales incluso se ganan la vida
escribiendo y hablando de Bond en las universidades, no terminan de digerirlo –
también porque se quedarían sin suelo debajo de los pies. Quizás
nunca lleguemos a encontrar drama: al imperativo humano (justicia), a la
inocencia radical (monada/neonato), al accidente/tiempo (extremo) - pero mostrar/representar/escenificar The Edge
pueda que sea de utilidad a alguien. Al
menos las palabras cambian el mundo. Debemos
seguir intentándolo.
Ahora
mismo no tengo tiempo para detallar en un ensayo apropiado la ayuda que se
puede encontrar en la reciente carta de Bond – todo a su tiempo -, pero trataré
de traducir secciones que os puedan ser útiles como actores:
DEL
PRIMER ENSAYO (28 – 11 – 2012)
Las complicaciones rebuscadas pueden ser un
obstáculo a la simplicidad y, simultáneamente, excluyen la comprensión de las
consecuencias de esa simplicidad.
Es esencial entender la realidad desde la
posición del neonato. (…) El bebé en el
vientre materno reacciona conductualmente con la madre (no quiero decir que
solo toma oxígeno y nutrición de la madre sino que puede interactuar con la
madre aunque no puede saber que tenga una).
El pequeño ciertamente tiene consciencia social y relaciones sociales
antes de aprender lenguaje.
Que seas
en la realidad de la manera que el neonato es
en la realidad. Esto también quiere
decir, la manera en que la realidad es
en el neonato. (…) Estamos en el mundo objetivo porque el
mundo está en nuestro mundo subjetivo.
(…) Es por esto que es importante entender al neonato – de esto surge el
hecho de ser un ser humano pero también la
posibilidad de lo humano – y locura, alucinación, ideología, fantasía…
(…) El neonato entra el mundo compartido,
común, como un ser humano, no como un animal que necesita ser entrenado para
ser un ser humano. Puede reír, llorar, y
excretar en los sitios “equivocados” porque tiene que aprender a ser
social. No tiene que aprender a ser un
ser humano sino lo que es ser un ser humano en su sociedad. (…) Y como drama es acerca de ser un ser
humano y no acerca de ser social, drama no enseña. Y todavía más, drama solo puede enseñar cómo
hacer la sociedad humana si puede relacionarse, identificarse con el primer
imperativo humano (justicia).
(…)
El mundo es el escenario del dolor y el
placer, conceptualmente Trágico y Cómico, y por eso el ser (dentro del humano)
siempre está “hambriento” por justicia.
¿Significa esto que si imagino un día de verano placentero el próximo año estoy “buscando justicia”? No, pero la imaginación es como una campana
siempre en situación de dar la alarma – en los términos del ser (dentro del ser
humano), en alerta – para sonar. Es por
eso que en mis obras uso timbres y llamadas en las puertas. Son siempre el advenimiento del dilema
moral.
(…)
Drama no es dialéctica cuando reproduce imágenes
fijas – por el contrario tiene que crear situaciones a través de las cuales se
forman imágenes que no están capturadas ideológicamente.
(…)
¿Por qué los locos y los ideologizados están
convencidos de la realidad de sus ilusiones?
¿Por qué la racionalidad abstracta no podría hacernos humanos? ¿Por qué es el bien un motivo para hacer el
mal? (…) Hitler tiene una misión moral
para hacer el bien, Hitler y Jesús lloraron.
La moralidad no es una lucha maniquea o una lucha con nuestra
“naturaleza humana”. Es la corrupción
del imperativo por ser un ser humano.
Convierte la necesidad inmanente de querer ser justo en sed de venganza
(…) (no puedes tener sed de ser bueno).
(…) Socialismo no puede ser reducido a etiquetas buenas y malas. Tiene que ser entendido dialécticamente.
(…)
La lógica de la imaginación en práctica es la
lógica de lo humano.
(…)
Los protagonistas de mis obras buscan su
propio ser (dentro del ser humano). Es
la constante de mis obras. Solo pueden
encontrarse a sí mismos en la sociedad.
(…) Encontrar “¿Quién soy?” es también encontrar “¿Qué está haciendo la
sociedad?” Busco por mi ser social no
por mi “alma”. De nosotros dramaturgos
probablemente puedes decir que Brecht busca el ser a través de la sociedad, yo
busco a la sociedad a través del ser – el primero es tiranía, el segundo es
ciudadanía y responsabilidad moral.
DEL
SEGUNDO ENSAYO (4 – 12 – 2012)
La primera vez que la imaginación despertó mi
interés fue al considerar el comportamiento de aquellos niños que habían sido
juzgados como agresivos o destructivos. Me
llevó a considerar los problemas de la agresión humana en general, “crimen”,
egoísmo y lo que Kant llamó el mal radical humano. Quiso decir radical en el sentido de
enraizado. Por la misma razón llamé al
comportamiento de bebés y niños inocencia radical.
(…)
Lo Trágico es instrumental y su preocupación
es la justicia social. No es una actitud
hacia la justicia social sino hacia un imperativo lógico: lo Trágico no
llora. [Yo: el héroe trágico no llora (o aúlla) para otros; llora o aúlla sabiendo que el mundo-naturaleza-universo
no escucha.]
(…)
Todas las culturas humanas han sido
ideologías. Esto quiere decir que son
psicosis. Las sociedades son capaces de
sobrevivir las psicosis mal-describiendo la realidad. (…)
Las culturas registran la historia de la “realidad social” pero
mal-describen la realidad – no solo la realidad humana sino la realidad
misma. Esto es contraproducente porque
nos hace pensar que estamos dentro de la realidad, no que la realidad está ‘dentro’ de nosotros. (…) Tenemos la obligación de entender y
aceptar responsabilidad por las paradojas de los seres humanos. Lo humano no puede ser protegido por un
“vuelo hacia los extremos de la racionalidad.”
Incluso algunas políticas de la izquierda tienen esta ilusión.
(…)
La lucha política puede producir extremos de
maldad. Cuando en el mundo moderno el primitivismo
cultural es combinado con híper-tecnología produce fascismo. Esto es el proceso por el cual el imperativo
por justicia es corrompido y transformado en venganza. (…) Psicológicamente fascismo es una
regresión infinita y no puede existir sin ira.
Su imaginación (del fascismo) se vuelve más y más inventiva y
depravada. Se deleita en los pequeños
detalles domésticos e íntimos de la destrucción práctica porque esto autentica
su compromiso con la “realidad”. Es un
síntoma de la psicopatía. La causa de su
destructividad es clara cuando las consecuencias de lo que he estado diciendo
son descritas: el injusto ser (dentro del ser humano) está combatiendo contra
la realidad.
(…) El problema humano puede ser afirmado de
forma simple: la realidad no puede entenderse a sí misma porque nosotros somos
la realidad y no nos entendemos a nosotros mismos. Si nos entendiéramos no creeríamos en las
imágenes ideologizadas de demencia ni habríamos construido la civilización
sobre cimientos tan inciertos.
Entendemos la naturaleza de la naturaleza mucho mejor ahora pero nos
agarramos a ilusiones primitivas sobre nosotros mismos. Es una combinación fatal. Tenemos que entendernos a nosotros mismos
ahora o la naturaleza nos destruirá. Drama es la única manera o forma a través de
la cual podemos imponer la lógica de lo humano en nuestro futuro.
(…)
Drama crea
conflictos con los que el imperativo humano es liberado de sus distorsiones
ideológicas en situaciones sociales y psicológicas. No añade nada – ciertamente ninguna
“imaginación” transcendental. El
imaginario es meramente el medio que tiene el drama para reproducir lo social
en un escenario. Con esto no se está
haciendo nada más imaginativo que Hitler cuando fantaseaba y dirigió la naturaleza hacia lo destructivo
de los campos de la muerte. Sin embargo
drama puede producir situaciones en los que el imperativo humano entra en
conflicto con la injusticia y sus distorsiones psicológicas – no somos injustos
porque estamos locos, estamos locos porque somos injustos.
(…)
Drama es la actividad de la inocencia
radical. Puede ser descrito como la
realidad dándose cuenta de sí misma. El
objeto invisible es el ser (dentro del ser humano).
La imaginación es estrictamente material,
lógica y abstracta. No hay una realidad
transcendental separada del mundo material.