La
correspondencia que he tenido con Bond desde el 2002 ha sido y es intensa. La considero una mis pocas y más preciadas
posesiones — sin
dudas añade trascendencia a los estudios dramáticos
del gran autor. Merecería ser de
utilidad pública, de forma adecuada, cronológica y comedidamente
contextuada.
Porque leer y
escuchar a Bond es más que un privilegio; es luz y esperanza en un mundo tóxico
en tinieblas. Pregúntate, ¿qué es filosofía? La gran filosofía nos dice aquello que está ya
dentro de nosotros, que ya sabemos — es conocimiento cognitivo. Por
supuesto, la idea ya existente en nuestro ser tiene forma abstracta y sin
entrenamiento intelectual permanece aletargada — y pensar, realmente pensar, es
el ejercicio humano más agotador, con mucho.
El filósofo simplemente ha adquirido unas herramientas semánticas con
las que es capaz de concretizar la abstracción
¿Prueba? Seguro que toda mente
inquieta, leyendo por primera vez una gran idea filosófica, se ha encontrado
exclamando a sí mismo “¡Ah, es verdad!” como una explosión reveladora. Ese “¡Ah, es verdad!” solo confirma que en
nuestras mentes hay mucho más conocimiento de lo apreciado. Esto sucede leyendo a Nietzsche: nunca quedará
claro si era filósofo o poeta. La gran
poesía contiene intrínsicamente gran filosofía.
Bond nos ofrece una gran filosofía de drama, no por filósofo, sino como
poeta. Pero un poeta materialista en el sentido marxista, un realista, “un
melancólico del futuro” come dice él mismo.
Que no es otra cosa que saber, de una forma incluso dolorosa, urgente,
que si las sociedades humanas no se esfuerzan por construir un futuro
socialista y puramente democrático —porque uno no funciona sin el otro —, vamos
hacia el horror, vamos hacia el abismo.
Y es esa honestidad de Bond, a veces brutal, intransigente, que no
negocia, que al decirlo no mira si eres amigo o enemigo, con la que finalmente
me he sentido en casa, en buen puerto —porque lo primero en drama no es la
adulación, o las alianzas, o el beneficio, o la seguridad, sino la idea.
Desde temprana
edad, en una sociedad de clases, los que como yo vienen de las clases
trabajadoras más humildes, pronto aprendemos a recibir golpes en cada poro de
nuestro cuerpo y psique: nos engañan, nos abusan, nos dirigen con sofisticadas
formas de violencia, desde la educación institucionalizada hasta los empleos. Nos colocan en un mundo donde todos somos enemigos
de todos, donde competir por limitados recursos con toda clase de sucias
estratagemas es legitimado y naturalizado por una ley que no nos ha preguntado
ni por nuestro nombre; por una ley que ofrece venganza como justicia. La ilusión es llevadera porque la mentira
está estetizada. Un fantástico
melodrama; una gran soap-opera. Lo
llaman “igualdad de oportunidades”. Sin darnos cuenta, nos convierten en
cómplices de corrupción, nos enseñan a mentir y a aceptar mentiras como parte
de una regla no escrita pero que todo el mundo sabe. Para cuando somos adultos hemos aprendido que
es imposible fiarse del “otro”, que hay tácticas y “buenos modales” que deben
ser utilizados para seguir viviendo. El
teatro burgués es el gran celebrador de estas maestrías, del melodrama, de lo
sutil, del gesto que significa su opuesto, de la máscara encima de la máscara,
de leer entre líneas. Una mentira dicha
millones de veces que, con sus dos siglos de historia, desde su emancipación
del yugo monárquico, se ha convertido en la gran verdad universal:
capitalismo. Como Nietzsche ya intuía,
una sociedad capitalista es una sociedad en continuo estado de guerra. Y como la guerra, es adictiva. Como el drogadicto con su adicción, requerirá
un esfuerzo sobrehumano y determinado para hacer una ruptura absoluta, para
finalmente seguir construyendo episodios en la historia humana.
En el siguiente
poema, Grass, Bond nos habla
magistralmente de esto. Es un regalo que
Bond me hizo cuando, en el año 2008, tuve que venir a España seis meses con mis
hijos. Bond espera que le escriba a
menudo contándole de mis días a días, de mis ideas e impresiones. Después de tantos años de ausencia, me tuve
que enfrentar de nuevo con la burocracia española. Con hijos, la escolarización, la seguridad
social, homologaciones, los derechos y obligaciones, se convierten en bacanales
de papeles, timbres, fotocopias, certificados, autentificaciones de identidad y
bla, bla, bla. En mis cartas le contaba a
Bond de como impasibles trabajadores del aparato burocrático te mandaban a
sellar un documento a oficina A, para en A decirte que tenias que ir a B, donde
te explicaban que era a cinco kilómetros en C, que no, que era en D, para en D
decirte que era de vuelta en A, donde la misma persona que te mando a B con la
misma mirada muerta, perdida, sin voz, finalmente te estampa el timbre en el
documento, “firme aquí y aquí”, una copia para ella y otra para ti y “el
siguiente”. Es un material
antropológico, sociológico formidable.
Porque hay una relación entre este absurdismo burocrático que todos los
españoles de a pie sufren, y el ethos
de los españoles en su conjunto, desorganizado, frenético, como en estado de
continua histeria, pícaro pero apático, irrespetuoso hacia el otro y con cierto
espíritu anárquico; cuando conducen, cuando conversan hablando unos encima de
otros, ya sea en la calle, en casa, o en los medios; de que los actos
opresivos, irracionales de las estructuras del poder terminan proyectándose a
través de los sujetos a los que oprime.
Pero no ahora.
Con esto en
mente, Bond me dedicó el poema Grass:
Hierba (La)
No camines en la hierba
El letrero no dice que
no camines en la hierba
Si caminas en la hierba
serás fusilado
Toda persona que camine
en la hierba será fusilada
No está permitido caminar en la hierba: los infractores serán
fusilados al amanecer
Esta prohibido caminar en la hierba: penalización por
desobediencia muerte a tiros
Prohibido caminar en la hierba: incumplimiento dará lugar a
procesamiento y a muerte por un pelotón de fusilamiento
Los padres de cualquier niño que esté caminando saltando
corriendo o arrastrándose sobre la hierba serán fusilados y sus niños llevados
a un orfanato
Las sillas de ruedas no pueden ser conducidas o empujadas sobre
la hierba: los usuarios o empujadores de este tipo de vehículos serán
disparados y sus vehículos confiscados
Cualquier persona vagando sobre la hierba en estado de embriaguez
será primero rehabilitada y después fusilada
No camines en la hierba: el coste de las balas es una carga para
los contribuyentes
Camina por los senderos
Los senderos se han establecido para tu orientación y uso
Camina sobre la grava
El letrero no dice fusilar
El letrero dice por favor
La ley debe contener la liturgia y la boca hacerse agua
Come la hierba
Es tu pan de cada día
E Bond, 29 03 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.