What it means to be human.
La Royal
Society ofrece sus conferencias online.
Una de ellas se titula “What it means to be human” (¿Qué
significa ser humano?, 08 March 2012, 6.30 pm).
El video se puede encontrar en el siguiente enlace:
Para el estudioso
y operante de la obra de Bond, la pregunta es de una importancia capital. Toda la obra bondiana se sustenta en esta simple
pero profunda y compleja pregunta: ¿qué significa ser humano? Por
eso lo miré con gran expectación primero y, como es habitual, para descartarlo
con gran decepción después.
¿Por
que incluirlo aquí?
Porque
confirma una vez más las llamadas de alarma de Bond por encontrar el centro del
imperativo humano, la urgencia por una representación de lo humano.
¿Qué
respuestas ofrecen los “eminentes” ponentes de la Royal Society en la
conferencia arriba indicada? Una vez más nada o muy poco y confuso. Un espectáculo bochornoso de balbuceos,
frases medio dichas, arrogancia académica, y especialización como
justificación.
Es
increíble que al intentar responder qué significa ser humano, los profesores se
centraran mayormente en las diferencias entre la especie Neardental y el Homo
Sapiens y que, como se puede observar —solo una persona de entre la audiencia
planteó la pregunta — se mostraran reluctantes a hablar de los imperativos que
han definido al ser humano durante miles de años: justicia, distribución,
participación. En definitiva, como ha
denunciado Edward Bond en todas sus conferencias y escritos con inequívoca
firmeza “tenemos un gran problema entre manos: ni sabemos contestar a la
pregunta ´¿qué es ser un ser humano?´ ni queremos saberlo (…) Tenemos los derechos humanos pero no el
derecho a ser un ser humano.”
Incluso la misma
forma de la pregunta ofrecida por la Royal Society es, desde un plano bondiano,
incompleta, mal-informada; en el plano bondiano tendríamos que proponer la
pregunta-concepto todavía con más precisión, esto es: ¿Qué significa ser
un ser humano? Todo un mundo cambia.
Este “ser un ser”
seguramente llevará a recordar a algunos estudiosos la urgencia de Ser (“Dasein”) — vivir, existir, ser —tan
anunciada por la filosofía de Heidegger mientras buscaba la respuesta que le
llevó a abrazar el Nazismo. Pero nada
más lejos —porque ser bondiano implica reflexionar, criticar, analizar desde un
plano marxista, materialista y realista.
Por esto el plano bondiano también rechazamos la idea de que hay una
“naturaleza” humana como hace la filosofía burguesa – y esa de Heidegger o de
su alumno Ortega y Gasset - que busca justificar las relaciones entre el
opresor y el oprimido como un natural dado universal. Esta es la razón por la que Heidegger, insistentemente,
no deseaba que su filosofía se entendiese como “filosofía” sino como
antropología de la civilización —pero la civilización es solo una pequeña
fracción de la historia humana; de los últimos 9.000 años.
Ese ser humano
anatómicamente moderno que somos hoy tiene una edad de entre 200.000 y 250.000
años. ¿Qué fuimos durante el largo
periodo de pre-civilización? Nómadas
cazadores-recolectores. Y este dato es
el que realmente ilumina.
Como podéis
observar en el video de la conferencia, solo la profesora antropóloga
evolucionista, Ruth Mace FBA , intenta responder a la cuestión de la justicia
como elemento intrínsico de los humanos.
Pero, horror de los horrores, lo hace bablando, centrándose en “modelos matemáticos” que, según ella, “demuestran”
que en cierto momento, cuando las gentes se volvieron sedentarias —con la
agricultura —, acordaron dejar el asunto de “crimen y castigo a otros”. “Mientras éramos cazadores-recolectores,”
dice, “si no nos gustaba alguien, simplemente cambiábamos de lugar. Pero entonces las populaciones crecieron,
apareció la agricultura, nos hicimos sedentarios, y dejamos a otros crear un
sistema judicial con el que la gente era castigada.” Y resume —atentos— “que no nos gusta vivir en
sistemas que no tengan castigo.” Sir
Paul Nurse, el presidente de la Royal Society, termina la conferencia describiéndola
como “este gran evento”. What a farce!
Esta profesora,
¿estaría desviando la atención del objeto-verdad?: o miente conscientemente o
sufre de ignorancia —ignorando lo que es
obvio.
En realidad
encontramos la respuesta a su postura en el mismo párrafo introductor a la
totalidad del evento:
“An exploration of the boundaries of human nature” (Una exploración de los
límites de la naturaleza humana).
Si crees, si has capitulado a la filosofía burguesa de que hay una
“naturaleza” humana, entonces la conclusión de la eminente profesora tiene
sentido. Entonces como Calderón primero
y como Beckett después, “el primer pecado del hombre es haber nacido”. Entonces la venganza se confunde con la
justicia; entonces la justicia es entendida como venganza. Entonces no hay historia ni historia de la
evolución de clases.
Afortunadamente
hay otros razonamientos, otras evaluaciones.
Respondiendo a la
pregunta “Why is Violence More Common Where Inequality is Greater?” (2004) (¿Por
qué es la violencia más común allí donde la desigualdad es mayor?) el
epidemiólogo Richard
Wilkinson corrobora la visión dramático-filosófica de Bond de que
la desigualdad daña la salud en todos sus ámbitos y
es "socialmente corrosiva."
Los estudios de Wilkinson
sobre la relación proporcional entre la violencia y la
desigualdad nos dice que la existencia humana no debe medirse
exclusivamente con la historia de las civilizaciones humanas, por el
contrario, las civilizaciones de las sociedades humanas son el último
eslabón de una larga cadena en el desarrollo de los seres
humanos.
De
hecho, "durante 90 o 95 por ciento de nuestra
existencia como humanos anatómicamente modernos,” afirma Wilkinson, “
los seres humanos hemos vivido como cazadores-recolectores, sociedades
notablemente igualitarias, basadas en el regalo recíproco y el reparto
de alimentos" (2004:9).
Wilkinson apoya
su argumento señalando a más de un centenar
de informes antropológicos sobre recientes cazadores-recolectores, sociedades
repartidas en cuatro continentes, de las cuales extrae la siguiente conclusión: “los
cazadores-recolectores comparten la comida, no sólo con los
parientes, o incluso con los que corresponden e intercambian comida,
sino que dependiendo de la necesidad, también cuando la comida
escasea” y añade:
No hay jerarquía dominante entre los cazadores-recolectores. Ningún individuo tiene prioridad
de acceso a los alimentos los cuales [...] son compartidos. A pesar de la preferencia marginal
de las mujeres por los cazadores más exitosos como amantes,
el acceso a sus parejas sexuales no es un derecho que se
correlaciona con el rango. De
hecho, el rango no es discernibles entre
los cazadores-recolectores. Esto es un hecho transcultural
universal, que resuena inequívocamente a lo largo de la literatura
etnográfica, a veces en los términos más enérgicos (Ibid: 10).
Por lo
tanto, si las personas son mejores o peores no depende de
si el “mal” o el “bien” forma parte de su carácter, o de la
“naturaleza” de los humanos, sino de la naturaleza de sus relaciones
sociales. Durante los últimos 9.000
años, los humanos hemos vivido en un ambiente que no es el nuestro —esto es,
donde unos pocos tienen todo y esclavizan a la mayoría que no tiene nada. Incluso más: nos enferma la diferencia entre
la gente de un mismo vecindario ¿Qué es la historia de la civilización, sino la
lucha del oprimido contra el opresor?
¿La búsqueda de igualdad con nuestro coetáneo? La liberación, la lucha marxista contra el
opresor, no es otra cosa sino la urgencia del que vive en un mundo extraño,
agresivo, ajeno, inhumano y desea volver a “casa”.
Aristóteles decía
que el perfecto carácter en una tragedia no era ni bueno ni malo, era “más bien
bueno.” Que es como si estuviera
describiendo a todos y cada uno de nosotros —y Aristóteles, el educador de la
élite opresora y pagado por la élite opresora, no era precisamente un
liberador.
Y aunque
continuamente me enfado, ofendo y sorprendo con las respuestas de los académicos
cuando responden a esas preguntas sobre la humanidad que tanto me conciernen,
en realidad no debería. Porque ahora
sé. Y sé que la inhabilidad de “ver” de
los eruditos es tan vieja como la civilización misma —y que esta condicionada
por muchas fuerzas externas: ideología, protección del estatus y del
privilegio, negociación con el establisment y las administraciones de las
universidades, mediocridad, miedo… Se podrían escribir volúmenes sobre la
corrupción del significado de “humanidades” en las universidades — ya Pierre
Bourdieu lo hizo extensivamente.
Curiosamente, ya
Aristóteles hace más de 2.300 años, en su obra Poética, concluyó que quien son merecedores de nuestra atención en
la búsqueda de la verdad no son los historiadores, los filósofos o los
científicos, sino los grandes poetas a los que no les interesan los hechos
particulares, sino la verdad universal (Capítulo 9, 5-6).
Aquí es donde
entra Edward
Bond : Bond
ha tratado de decirnos desde hace muchos años —es intrínsico de todas
sus obras y escritos — que la humanidad sólo tendrá un futuro,
cuando “el imperativo humano reconozca el imperativo humano
en todos los demás”. Entretanto:
Todos los sistemas de la moralidad son corruptos porque su
efecto es reconciliarnos con la injusticia - y como el
efecto siempre está justificado por la ideología, es la
implícita intención de la moralidad la que nos reconcilia
con la injusticia, con una vida injusta — y dada la contradicción dentro
del ser (del ser humano) esto lleva a la paradoja de que los
crímenes (actos contra la moral y la ley) pueden ser
expresiones de la necesidad humana por la justicia […] la
contradicción también está dentro de nosotros mismos. Nos impulsa la necesidad por la
justicia, pero la ideología distorsiona esta necesidad convirtiéndola en
la performance de la injusticia - y la
mente ideologizada forma totalmente parte de la
ideología [su subrayado] (2 October, 2004).
Para emprender
con buen pie un camino hacia Edward Bond se hace necesario estudiar tanto a Marx como a Nietzsche,
simultaneamente. Es el estudio de estos
dos lo que convierte a las palabras de Bond en agua en el desierto; lo que nos
demuestra la urgencia un Drama para buscar lo humano en la deshumanizada
sociedad del siglo XXI. Es también lo
que les aconsejaría a los profesores eruditos que intentaron decirnos qué
significa ser humano, en el video arriba: que enfocaran tal pregunta primero a
través de Marx y Nietzsche; que uno ayuda al otro en ese camino. Y la revelación libera —aunque probablemente
como el repentino golpe de un rayo, dolorosamente. Porque un acto de total honestidad no es un
cosa liviana.
Max Weber se dio
cuenta de la magnitud del problema Marx-Nietzsche en el
pensamiento moderno y su academia:
La honestidad de un académico contemporáneo y, sobre
todo, de un filósofo contemporáneo, se decide sobre la base
de su actitud frente a Nietzsche y Marx. Aquellos que no reconocen que
no podrían llevar a cabo una parte considerable de su
trabajo sin el trabajo realizado por estos dos, están engañándose
a sí mismos y a otros. El
mundo en el que existimos intelectualmente es un mundo
moldeado por Marx y Nietzsche. (Gedö, András, 1998, “Why Marx or
Nietzsche?” Nature, Society, and Thought, Vol. 11, No. 3, pp. 331–346,
p. 337).
Poder mirar a otro
ser humano a los ojos, de tú a tú, frente a frente, sin doblar la espalda y sin
esperar que el otro doble la espalda, sin dar ni recibir favores, sin deber
nada a nadie y sin que nadie te deba nada.
Como nos dijo Nietzsche “prefiriendo perecer antes que odiar o temer, y
dos veces perecer antes que hacer que me odien o que me teman.“ Ser un ser humano.
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