Un
grupo de siete u ocho personas repartidas por el mundo tenemos el privilegio de
ser obsequiados con cartas, artículos y últimas obras que Edward Bond
mismo nos envía frecuentemente. Aunque Bond siempre encontró tiempo para
compartir sus extraordinarias, visionarias reflexiones con sus íntimos
amigos/seguidores – conservo volúmenes de su correspondencia escrita a mano como
un verdadero tesoro y que un día espero publicar -, ahora el continuo contacto
se simplifica gracias al maravilloso Internet. No puedo traducir todo lo
que me envía – unas veces unas pocas líneas haciéndome notar algo siempre
relacionado con entender mejor qué es Drama y otras un largo ensayo que incluye
en algún libro o cartas a otros. El siguiente texto puede que ayude a
elucidar cual es la posición de Edward Bond en relación a la industria
teatral: la traducción de su respuesta a un crítico de teatro.
El crítico solicitaba a Bond,
halagándole continua y profusamente (lo que, conociendo a Bond, si los halagos huelen a gratuito y “falso,” no es una buena idea), un artículo sobre Sarah Kane y sobre
el ya famoso teatro "In-yer-face" de los 90 para una importante
revista especializada. Es interesante porque por un lado declina y por el
otro declara con aplastante sinceridad cual es su innegociable postura hacia el
teatro del que habla el crítico. Esta es la traducción de la respuesta de
nuestro Bond:
Querida G.
Gracias por tu carta y por tu amable sugerencia invitándome a escribir
un artículo para tu revista sobre el teatro del Reino Unido en los años
90. En realidad necesitas a alguien que
tenga un conocimiento detallado para tratar sobre este periodo. Yo solo tengo un conocimiento general: más
acerca del estado del teatro en general que acerca de los individuos que
escriben en ese periodo. A través de mi
website sabrás que lo que pienso del actual teatro en el Reino Unido es que es
ineficaz, un mero producto mercantil. El
teatro de “in-yer-face” de los noventa fue tan ineficaz como el teatro de los
“angry-young-men” (los hombres-jóvenes-enfadados – por ejemplo John Osborne)
(¿mujeres no? añade Bond) de los años cincuenta y sesenta.
Esto se debe a que la ira, el enfado es una forma ineficaz de
creación. Quiere destruir lo que existe
pero es incapaz de crear para reemplazar lo destruido – y así el viejo teatro
reaparece fortalecido por el mismo proceso de supervivencia.
Nada podría ser tan convencional como el actual West End y los
escenarios provinciales y los pequeños intentos por cambiar esta situación
fracasan – y continuarán fracasando.
Esto se debe a que no se entiende qué es drama – por qué necesitamos
drama, por qué somos la especie dramática.
Drama reproduce los procesos a través de los cuales los seres humanos
crean su humanidad (o su inhumanidad) en el día a día de sus vidas. Pero esto se reproduce de forma autoritativa
porque persigue específicamente la naturaleza de lo humano – y la mayor parte
del tiempo la gente no puede hacer eso en sus vidas. Por el contrario luchan por sobrevivir, o
anhelan explotar a los demás, o aceptan esas figuras espectrales (los dioses y
otras efigies ideológicas) que transforman a la creatividad de la imaginación
en conformidad con las rigideces del poder.
Esto significa que en nuestros tiempos no poseemos, no somos dueños de
nuestra imaginación; los dueños son la autoridad y, cada vez más, los poderes
económicos.
Y esto significa que la “ira” se convierte en otro producto del
mercado – hasta que pierde el efecto de novedad y es reemplazada por
banalidad. Drama solo es creativo cuando
los procesos de la imaginación reproducen los procesos con los que la audiencia
crea su propia realidad, y no meramente sobreviviendo o soportando la
realidad. Entonces es cuando la
imaginación y la realidad se vuelven uno.
Esto significa que, cuando entran en el teatro, el proceso dramático y
el propósito de la audiencia son lo mismo.
Pero ahora las audiencias vienen al teatro a escapar de la realidad, no
a crearla. El drama Jacobino y el Griego
eran creativos y nuestro drama podría ser creativo. Sin embargo es un producto de mercado. La situación empeora.
Cuando Thatcher y Reagan y otros [sic.] des-regularizaron la finanzas
crearon un sistema que nos llevó al colapso financiero del 2007 y a las riquezas
obscenas y a la pobreza agravada.
Finalmente esto se hizo obvio en 2007.
Sin embargo las consecuencias culturales no son tan obvias pero son
mucho más terribles – y mucho más difícil de rectificar porque afecta a enteras
generaciones. Están infantilizando la
cultura. No puedo dar aquí ejemplos pero
están ahí claramente por doquier. La ira
se convierte, durante un tiempo, en un producto de mercado. Hay una forma de ira que viene del
infantilismo – no es la ira, la rabia Trágica del drama. Mientras no redescubramos la naturaleza del
Drama no crearemos un drama nuevo.
Añadiré, dado tu interés en Sarah Kane, que se mató porque no entendió
este problema. Es el problema de nuestro
subdesarrollo cultural. Cuando los
procesos vivos del drama no se entienden se convierten en los procesos muertos
de la sociedad.
Perdona mi respuesta un poco tardía. Hemos estado en Francia para la prima de mi
obra “People” (Gente). No puedo pensar
que se ponga en escena en el Reino Unido – y eso es una señal de la inutilidad
del teatro “in-yer-face”. No está en la
mente. (Esto lo dice por que teatro "in-yer-face" es como decir teatro "en-tu-cara".)
Con los mejores deseos, Edward.
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