Actuar en las obras de Bond requiere máxima concentración. Nada puede ser dejado a la irracionalidad, al accidente, al absurdo. Con Bond sería un delito ofrecer "momentos mágicos;" con Bond no buscas hacer visible lo "trascendental". Nada ocurre accidentalmente en la lógica de la acción, de la causa y el efecto. El drama de Bond requiere una renovada forma de actuar. La realidad hay que extraerla como de un pozo negro y profundo - la ideología - hacerla visible y convertirla en verdad. "La verdad siempre siempre es escandalosa" (Pier Paolo Pasolini). Para hacer visible esta verdad-realidad necesitas la concentración de los actores. La grandiosidad del texto de Bond solo será posible a través de actores. Conseguir y mantener un estado de concentración máximo desgasta. J. Manuel, Javi y Noelia saben de lo que hablo.
Bond ha escrito volúmenes sobre qué es su obra, para qué y quién. Otros académicos y directores han escrito también profusamente sobre la dificultades de representar correctamente la obra bondiana. Parece que fuese difícil. Sin embargo, Bond nunca ha dejado de sorprenderse con esas "dificultades" encontradas porque, dice, su obra es simple y directa. Y así me lo ha confirmado reiteradamente tanto en conversaciones como en muchas de las numerosas cartas que he recibido de él durante estos últimos 14 años. Como en la ultimísima de sus cartas con fecha de hoy 27 de diciembre:
"Siempre he pensado que mi idea sobre el drama es simple y obvia. Me deja perplejo saber que alguien encuentra difícil actuar en mis obras. Pero siempre he sabido que es más difícil explicar el problema que realizarlo. El problema es que la mayoría de las representaciones destruyen la simplicidad y franqueza de la obra."
Lo que es difícil, a lo que se refiere Bond, es encontrar actores que confíen en la inteligencia de la audiencia - su independencia intelectual y en su humanismo; sobre todo de los jóvenes - y hacer única y exclusivamente "lo que dice en la lata". Actores y directores, tanto principiantes como profesionales, buenos y malos, tienden a añadir efectos innecesarios, tanto en la escenografía como en la actuación - que además, en la mayoría de los casos, corrompen las intenciones liberadoras del Gran Drama. Hay ya raudales de vacuo entretenimiento por doquier y no tengo nada contra ello, al contrario - como no tengo nada con sentarse en frente de la lavadora mientras lava si ayuda a entretener la mente lejos de los pagos de la hipoteca - pero en este desierto lleno de arena estéril llamada industrias culturales, Gran Drama es como un verdadero oasis.
En realidad esta ha sido la intención fundamental de los últimos dos años en Granada: un espacio donde explorar, experimentar la función actoral en la obra de Bond de manera libre y sin presiones. El Patio Edward Bond de la Juventud es una asociación que busca ocupar un espacio urgentemente necesario en la vida educativa de los más jóvenes: la experiencia dramática. Pero para mi es también una plataforma de estudio para encontrar esa nueva forma de actuar en las obras de Bond y para el s. XXI. Todavía no tenemos estos actores. Ni yo ni nadie. Hay mucho por hacer. Pero ciertamente sé que, después de un año de duro trabajo y entrega altruista, nuestros actores están más cerca del camino correcto que ninguno de los actores que he visto trabajando en las obras de Bond, tanto en las islas británicas como en Francia, tanto en grandes teatros con gran aparato publicitario y actores famosos como las pequeñas compañías en los fringes de la subsistencia que llevan más de veinte años trabajando las obras de Bond. Esto lo he discutido con Bond repetidas veces y coincide conmigo. La respuesta siempre ha sido que la gente no tiene ni tiempo ni presupuesto para abordar este problema fundamental del actor en las obras de Bond.
El éxito - en el sentido de fidelidad hacia la intención del autor y hacia la audiencia - de la obra recae sobre la capacidad de concentración del actor o actriz para realizar el acto de actuar. Para ayudar a resolver este problema, Bond creó el termino técnico Accidente-Tiempo. Lo explicaré tal y como Bond me lo explicó a mi: hace años tuvo un accidente bastante serio con su coche. El coche dio unas cuantas vueltas de campana. Todo ocurrió en segundos. Pero en la mente de Bond, mientras daba vueltas dentro de su coche, todo ocurría en cámara lenta y era capaz de percibir todo con perfecta nitidez y observar detalles que parecían estirarse en el tiempo; todo parecía ocurrir mucho más lento de lo que realmente era. Esto seguro que es familiar para muchos de nosotros. En momentos de peligro los procesos de la mente se aceleran y nuestra atención se multiplica por cien. La naturaleza nos da este don como herramienta de supervivencia.
Bien, las últimas obras de Bond requieren una escenografía, digamos, austera, como en nuestra obra "Al Límite": dos puertas, una mesa y un par de sillas. Pero también hay cosas que podrían parecer triviales: un plato y cubiertos, una taza, ropa, una mochila. Nada debería tomarse como "trivial". En drama estos objetos insignificantes contienen intrínsecamente algo que es de capital importancia en las obras bondianas y que es necesario desvelar a la audiencia: ideología - o mejor, la ideología dominante. Es el actor, usando el estado de Accidente-Tiempo, que desvela la ideología de las cosas y produce el efecto revelador en la audiencia (Bond lo lleva más lejos: donde los actores son en realidad audiencia y la audiencia los actores de la situación en la que viven - esto es, institucionalizada injusticia.)
En los ensayos se insiste sin descanso sobre este problema. Antes de tomar o coger un objeto "hay que verlo" como antes de pronunciar la palabra "hay que verla" y tenemos que ver en el actor - en un instante, quizás un micro-segundo - el acto de decidir su acción. Lo que pasa es que para el actor, en su concentración, ese micro-segundo es mucho más. En realidad la necesidad de la super-concentración en los actores - o también, la hiper-consciencia de estar en "el sitio" - es tan viejo como los escritos de Meyerhold, de M. Chekhov, de Grotovsky. Con Bond esta concentración necesita ser llevada más allá: en un momento los actores están sentados en una silla sobre plano perfectamente estable y en el segundo siguiente se encuentran haciendo equilibrio en la silla pero sobre una montaña de sillas. No solo lo que el personaje dice sino como ha llegado a la decisión de decirlo o hacerlo. Esto tiene que hacerse evidente a la audiencia. El texto hará el resto y la audiencia no solo se sorprenderá - eso es lo de menos - sino que se llevará a casa algo realmente útil. Escoge: dedica tu vida a hacer el mal o a hacer el bien. Es tu elección.
"¡Es él!" El Desconocido, viejo, alcohólico, "tira'o en la calle," acusa al joven de ser un ladrón; de haberle robado "to´o lo que tenía." Sin embargo el joven Ron es inocente. Es inocente - pero es joven.
"¡Qué no robé tu cartera!"
La madre. "Le quiero y soy su peor enemigo."
Un momento de reflexión sobre una de las acciones del primer acto. (Quizás repitiendo lo que Bond nos repite hasta la saciedad, lo más simple y más difícil de explicar: do not play the character; play the play - no actúes el personaje; actúa la obra.) No. Esta rara imagen del grupo es más acerca de las dificultades de hacer una caída lógica y creíble.